Lo que tiene vivir lejos de la familia es que cuando puedes visitarlos los disfrutas mucho más.
Y obviamente uno de los días lo pasé con mis sobrinos disfrutando como un enano y haciendo fotos para inmortalizar esos momentos. Desde la distancia y el tiempo se aprecian mucho más los cambios en todos los familiares, sobre todo en los más pequeños. Es otra manera de verlos crecer alejado del día a día.
Fue un día bien aprovechado en el que no paramos de hacer cosas!!
Jugamos al futbolín, al billar, y a las cartas…
Luego Iker, el pequeño, se puso a jugar él solo con una pelota y con lo que encontrara.
Iker es diabético. Cada poco tiempo hay que medir su valores de azúcar en sangre para pincharle insulina o darle algún suplemento. Él ya lo tiene interiorizado, y no deja de jugar y correr en ningún momento. Exteriormente nada hace indicar que tenga ese problema. Está muy por encima de la enfermedad.
Durante el día nos dimos varios chapuzones en el piscinón que han comprado para este verano. Toda una gozada!!! Creo que Héctor, el mayor, estuvo más tiempo en remojo que fuera del agua
Y el pobre Iker terminó empapado por los salpicones de su hermano!!!
Al final de la tarde el cansancio poco a poco iba apareciendo en los pequeños.
Esa noche dormirían como unos benditos!
Me fui de allí cansado pero feliz, esperando el día de volver a verlos lo antes posible
Juan Carlos Pascual
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